Al doblar por la calle de la izquierda, la que abrieron hace casi doscientos años los teólogos cesantes, te encontrarás, oh mi flâneur, con una pequeña hornacina en la que se halla una estatua de Nicolás Maquivavelo, solicitador de príncipes ascendido a Consejero del Bien histórico.
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Entrevista a Jorge Semprún en El país semanal.
–¿Se arrepiente de algo?
–¿Me arrepiento o reniego de haber sido militante del comunismo estaliniano? No. Creo que en aquel momento había una justificación para ello. ¿Me arrepiento de no haber salido del PC en 1956, el año de los movimientos antiestalinistas populares antisoviéticos en Polonia y Hungría? No. Porque soy español; si hubiera sido francés, habría sido el momento de romper. Pero en España, cualesquiera que fueran los crímenes de Stalin, luchar con el Partido Comunista contra Franco valía la pena.
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