El mundo era hermoso esta mañana, con sus nubes envolviendo los árboles, en la montaña a los lados de la carretera, con su lluvia y con su inevitable melancolía---
Era un mundo oscuro, familiar, vagamente opresivo, por el que yo había circulado otras veces---
Era viejo y era nuevo, según el lugar de donde le viniera la luz---
Era mío, aunque ninguno de sus objetos me perteneciera---
Un azar fue caer en él, en lugar de seguir errando donde siempre---
Fueron los encuentros, los hoteles, las carreteras secundarias. Fueron y no hubo nada---
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