12 de junio de 2010

Materia y forma

Tantas veces se empeña uno en parecer tonto, tantas consigue parecerlo. Cualquier vendedor joven de ciudad nos saca los colores. No se nos puede llevar a ningún sitio. No nos enteramos de nada.

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Hablar cansa. A los demás, si es de uno. A uno mismo. Yo es siempre el mismo y lo mismo. No cansará lo que digamos si contamos algo diferente. Pequeño o no. No importa. Diferente. Hoy estuve en Las N. A la vuelta he hecho mi particular expedición al escenario (real) de la tragedia lorquiana. He tardado un mundo, pero he llegado yo solo y he vuelto yo solo. Hay fotos. Pocas, y me gustaría haber hecho alguna más: de lo que parecían las cuadras derrumbadas, algo que se asemejaba a una calle soñada. La obra en conjunto, no es que esté en abandono, sino en plena ruina. En medio de un paisaje desolado que no podrías decir que es hermoso. Romántico, sí, pero de la parte funesta.

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