Tengo que reducirme al mínimo, rebajarme, admitirlo todo. Ad maiorem gloriam propositionis.
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Ayer estuve por soltar, venía algo a cuento, el epitafio rilkeano de la rosa. Reprimí los labios y me guardé para mi lo que no entiendo. De paso no profanaba la belleza de la palabra del que muere. Yo también soy capaz de buenas acciones.
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