27 de junio de 2010

Día del señor

Pienso en lo que escribe Ignacio Ramonet sobre la “catástrofe perfecta” que vino del neoliberalismo. No tengo más remedio que lamentarlo, que compadecerme de este mundo en que el hombre es un zorro para el hombre. Miro, en el beatífico periódico, las declaraciones de bienes de los dirigentes del partido. Esto ya es otra harina. La verdad aún tiene su lugar en el mundo. ¿Por qué no voy a estar agradecido a estos políticos frugales y bienintencionados que tienen menos que yo, según afirman? Yo no sé si el ángel se horrorizaba, cuando era atraído por el viento de lo infinito o inexorable, o si su gesto era de náusea y cansancio.

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