Nada como el vacío y una cabeza estupefaciente. La proposición es (viene) de cristal.
No la dice nadie. A lo más se ambienta en el rumor que procede de playas inexistentes. Un personaje se vuelve otro, y a la inversa. Lo mismo que señalar que la realidad contamina la ficción, y a la inversa. Juego de los mortales, que no pueden suplir al niño dios de los dados matemáticos.
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