En las ciudades viven los hombres solos, o van los hombres solos a conocer sus calles animadas---
Ven el mar, desde lo alto de la carretera que rodea la ciudad, y vuelven para perderse en el desierto, vecino del mar. Son mis hombres curiosos y quieren conocer el aire del mal aunque éste tenga más de 80 años y se haya secado la sangre. Adivinan, mis seres queridos, un espíritu fratricida en los asuntos más remotos. Como su isla no tiene salida a ninguna parte, desean creer que el resto del mundo consiste en destrucción---
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