6 de abril de 2010

Lector macho

Sueño de nadie: la cosa y el lenguaje que la dice; también el descanso del poeta---

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El médico de Kafka: viaje de alguien hacia sí mismo. Trasposición demoníaca del mito del Fedro. Los caballos y el caballerizo, en la misma casa (inconsciente).

Lo que cuenta K. pertenece al sueño, a su lógica o falta de ella. De ahí la inmediatez (la casa del enfermo, que estaba a una distancia considerable, parece estar, instantáneamente, puerta con puerta con la del médico), o lo contrario, la lentitud de la vuelta. Se debe pensar que el deseo es fulminante y que la culpa dilata el tiempo. Pertenece al sueño: Rosa la criada y el enfermo, dos maneras del mismo objeto, de una idéntica pretensión.

Frente al enfermo, no tiene lugar, de primeras, el reconocimiento (narrativamente considerado). El médico sospecha que hay un engaño, o lo sospechará después. Forzado por la situación que le imponen los familiares, acaba pensando que sí... que el muchacho realmente realmente está enfermo. Basta con levantar la sábana y mirar la herida que tiene en el costado, los gusanos que asoman por ella. Así que ahora tiene sentido que el muchacho pida que le dejen morir, pero ¿por qué se tiene que acostar el médico a su lado, desnudo?

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