28 de abril de 2010

Sol de abril, III

(A Rilke, claro) Oh, maravilla del lenguaje, capaz de sostener verdades con el corazón estragado, los ojos turbios y la lengua pastosa. Afirmas tus verdades, inventadas, sin que las oiga nadie. Seguirían expuestas al aire y al sol cuando no haya nadie, inscritas en una piedra que apenas asoma entre la hierba, en un camino olvidado. Oh maravilla de decir, cuando tú ya no eres nada.

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