29 de abril de 2010

Sol de abril, una vez más

Aparte de esto que olvido, y que no tenía nada que ver, que olvido porque ya han pasado las horas que se precisan para olvidar lo que se había pensado, queda la geometría móvil y multicolor de los niños en las plazas públicas de una ciudad de interior. Los miro a ellos y a sus padres, sentado al margen, cronista de la vida, intemporal y mínima.

Pero, ¿qué es lo que iba a escribir, Dios mío?

***

¿Tenía que ver con los poemas lúgubres de E. Dickinson?

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