2 de julio de 2014

Ahora bien, la crisis ni es un sitio ni un lugar, ni mucho menos un hogar o una nave espacial. Las políticas actuales, manteniendo esta ficción sobre un lugar, el día de mañana, en el que ya no habrá crisis, tratan de vendernos un futuro como lugar, un futuro irreal que sirve para anestesiar el presente y enturbiar el pasado. El futuro funciona como elemento represor. Terry Eagleton señala que las políticas tanto conservadoras como socialdemócratas en general funcionan escatológicamente vendiendo«a la clase obrera un futuro que nunca será realizado porque existe para reprimir el pasado, robándole a esta clase su odio al sustituir la memoria de los ancestros esclavizados por sueños de nietos liberados». Hace unos meses lo decía el ministro Montoro: «Hay un futuro prometedor por delante y vienen etapas de crecimiento económico».  El futuro, dice el político, es nuestro hogar. ( cuaderno crítico)
Pero no término de comprender la crítica al libro de Muñoz Molina, Todo lo que era sólido, por, supuestamente, reproducir torpemente el futurismo o progresismo neoliberal.

No hay comentarios: