9 de julio de 2014

Futbología de la historia

Acaso la propia dimensión del desastre lo disminuye al ser considerado por todos una anomalía irrepetible. Desde luego, relativiza e incluso ennoblece el de 1950. Lo suaviza al no dejarlo aislado, en su unicidad culpable, frente al espejo de la Historia. Le descargaría de responsabilidad y repartiría, dividiéndola, la carga de frustración y amargura colectivas que el país arrastra como castigo divino por un pecado desconocido, pero sumamente grave. (El Mundo)

No hay comentarios: