Fue algo terrible, pero la barbarie atómica, de la que el mundo quedó justamente espantado, al costo de 230.000 muertos, ahorró a los japoneses 10 millones de cadáveres, mientras los norteamericanos salvaron 800.000 vidas. Unos años más tarde, con sus virtudes sociales y la ayuda estadounidense, los japoneses estaban a la cabeza del mundo y las ciudades destrozadas habían renacido espléndidamente de las cenizas. ( C. A. Montaner)Señor, guárdanos de estos liberales, que de los ultras left or right ya nos cuidamos nosotros.
Llama la atención lo del matemático Sockley (en el mismo texto):
En mayo de 1945 los alemanes se habían rendido, pero los japoneses seguían tercamente en pie de guerra. En Washington ya gobernaba Harry S. Truman y le pidieron al profesor William Shockley una prospección matemática sobre el costo en vidas humanas de una hipotética invasión de Japón, semejante a la que desalojó del poder al nazismo.
Shockley, quien ganara el Premio Nobel en 1956 por la invención del transistor, regresó con una predicción sombría: los norteamericanos, a juzgar por la historia, tendrían que matar entre 5 y 10 millones de japoneses, mientras los estadounidenses sufrirían de 1,4 a 4 millones de bajas, las vidas de 800.000 soldados incluidas.
Y que Truman se lo tomara en serio, y que en la cabeza de C. A. M. no entre la duda...
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