A diferencia de sus colegas iluminados de marxismo y enfervorizados por cualquier tirano que se declarara antiimperialista, Aron había estudiado de verdad a Marx, y era consciente de sus intuiciones certeras y de sus nebulosos mesianismos. En el fondo se consideraba un heredero del antiguo racionalismo francés, con su tradición de claridad, agudeza e ironía, el que iba de Montaigne a De Tocqueville. Instalados confortablemente en sus cafés y en sus cátedras vitalicias, los intelectuales predicaban las virtudes apocalípticas de una revolución que arrasara con todo...¿Y Descartes qué?
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
12 de julio de 2014
Y a propósito de un libro de Tony Judt, más de don Antonio:
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