12 de enero de 2014

Un viaje interior

Tal como sostienen los historiadores del venerable oficio, Heráclito pudo adelantarse en más de veinte siglos a la concepción leibniziana de la mónada, fijación científica del correlato mágico entre micro y macrocosmos, al proclamar (el de Éfeso) que en el más humilde hogar, refiriéndose al fuego y no a la casa, también hay dioses. De mono análogo, en cualquier lugar del mundo puedes hallar el paraíso y el infierno. Aunque no podrás dejar de sorprenderte al saber que existen ciudades y pueblos más proclives al crimen que otros. No sé si fue Montesquieu o alguno de los otros quien, junto a las leyes, planteó para la antropología el valor de la costumbre en la conformación del alma de los hombres. La aridez del lugar, la fealdad de los espacios urbanos y paisajísticos, la falta de comunicaciones, la ausencia de una programación cultural adecuada, condicionan una geografía del crimen. Si no, no se entiende la estadística.

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