3 de enero de 2014

Ciclos

K. puede poseer como personaje al pobre oficinista que sueña en un bar de la Praça do Comércio. Al soñar medio despierto, intoxicado su cuerpo por la afición al anís, muy humilde y muy pobre, puede P. liberarse de las cadenas de su creador y fingir a su turno que otros personajes o autores lo necesitan a él. Voces que vienen del sueño o de la noche dicen estas criaturas, pero capaces como ninguna para iluminar nuestros días. De algunos mendigos mana el oro.



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