10 de marzo de 2013

Inspecciones

Bajo un momento al pueblo: a ver la segunda parte del partido, a tomar un trago, a no estar solo esta noche. Como las personas mayores. Pero los bares están cerrados, el pueblo está muerto, la gente se ha retirado para no se sabe qué mañana. Me vuelvo, pero antes me paro en el pub de las afueras. Está abierto, pero los escasos parroquianos tienen el aspecto de querer decir que está cerrado. No tiene sentido, pero le pasa a las impresiones sueltas: que suceden sin explicación, por intuición o instinto. Aunque la música está muy alta. Una caña, por favor. Alargo la mano, agarro el periódico, que contiene las mismas noticias absurdas que el resto. Sin embargo, en las páginas 2 y 3 se hace eco de lo que yo apuntaba esta tarde: del aislamiento de una provincia, que así parece volver a sus esencias, hechas de olvido e incuria.

2 comentarios:

Antonio López-Peláez dijo...

Qué vida lleva usted, Martín. Me quito el cráneo.

Martín López dijo...

Apasionante. Los Mares del Sur a mí ya es que me aburren.