Me atrajo la arquitectura porque en el arte, quizás como en ningún otro ámbito, se puede fijar el pensamiento. En la arquitectura más si cabe: con más solidez, monumentalidad, en piedra y en hormigón. El pensamiento, pero yo quiero referirme al pensamiento solidificado, cristalizado, mostrenco, irreflexivo y antifilosófico. Lo que tiene o puede tener el pensar de sustancia dogmática, y sin necesidad de religiones; el pensamiento lo más contradictoriamente alejado de lo crítico. Esto es, la ideología: un sistema de verdad pretendida en quien nadie puede creer, salvada la mala fe.
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Algo que ya había enlazado al respecto: en La 2, con Llátzer Moix.
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Algo que ya había enlazado al respecto: en La 2, con Llátzer Moix.
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