Con el corazón un poco oprimido por los kilómetros y los años, algo de consuelo encuentras en el concierto de The Cure que escuchas por La 2.
A través de las rejas negras de mi ventana abierta columbro en lontananza algunas luces desconocidas que no son estrellas. Pertenecerán a casas con ventanas abiertas a través de las cuales sus moradores entreverán otras luces libres. (Oh melancolía, regusto amargo de las escrituras circulares.)
Me encanta The Cure. (Miremos esto: Hoy empieza todo.)
Quizás se obtenga también una felicidad algo paradójica a través de la lectura de WG Sebald. (O de los aciertos en los sucesos funestos.)
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