Nada fue predecible en Jobs salvo la ambición de convertirse en un dios visionario que habría de convertir una empresa multimillonaria en una religión capaz de transformar a sus consumidores, aquéllos que pagan por sus productos entre 500 y 2.000 euros, apóstoles de una causa. El porqué es conocido. Los armatostes informáticos convertidos en productos de diseño por un temperamento, el de Jobs, capaz de vivir en una fabulosa casa sin amueblar por no poder comprar un solo mueble que le apasionase verdaderamente.
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
29 de agosto de 2012
Entusiasmo, endiosamiento
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