Pero esto se ve mejor ahora, cuando se quiere olvidar, cuando se quiere hacer hincapié en la prudencia y sabiduría que nos han guiado siempre. La gente de mi edad no puede, no debe, olvidar. Aunque su experiencia no pueda ser transmitida, aunque los jóvenes no nos hagan caso, aunque se nos desprecie, debemos tener mientras vivamos el papel que los cristianos asignan en la historia al pueblo de Israel. Somos, o podemos ser, los testigos. Testigos de torpezas sin cuento que luego se han justificado y racionalizado. (Los Baroja, pp. 283-284; la primera edición del libro de don Julio es de 1972, recordemos.)
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Salvando las distancias que haya que salvar, veo en el texto de J. C. B. (esto es, en su autor) la misma correlación de liberalismo y escepticismo epistemológico que en Popper. En cuanto a la imposibilidad o indeseabilidad de totalidades en el campo de la verdad o en la política, me refiero. No sé, me llamó la atención este "espíritu" que no busca infinitos---
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