Al hilo de teologías políticas y también de las memorias familiares de Julio Caro Baroja que estoy leyendo, se me ocurre pensar en un
tema que merecería una pequeña investigación que no sé si se ha hecho, para la
cual yo no me encuentro dotado de la suficiente paciencia y constancia.
Consiste en sustancia el asunto en que, si bien debe reconocerse que los
programas políticos que se pretendieron “implementar” en España en la década de
los 30 (República y Guerra Civil) requerían una gran dosis de fe en consonancia
con el carácter totalitario de los tales programas, no hay que perder de vista
tampoco la estructura de ideas y objetivos presentes en ellos, en la medida en
que quizás corresponda al viejo arquetipo del platonismo. La presencia de este
espíritu filosófico se daría tanto en la filosofía de Ortega como en la
vocación pedagógica de los políticos republicanos, y por supuesto en los planes del “orteguiano” fundador de la
Falange. Pero igualmente se manifestaría en esa dualidad de mundos y ciudades
que unos y otros, los eclesiásticos pero no solamente, tendrían continuamente a
la mano, a raíz de su mente polarizada entre la luz y las tinieblas, esto es,
nosotros y ellos. Cabe asimismo proceder a una revisión de los planes de
estudios de la época, sobre todo en la enseñanza media y universitaria, a fin
de constatar los ideologemas platónicos expresos, y las publicaciones españolas
de la época en torno (el “en torno” puede ser muy amplio) a la filosofía
política del pensador ateniense. He aquí un bonito tema de investigación
universitaria, tesis o similar, que a mí me gustaría que alguien hiciera, y que
si estuviese hecho yo me daría a leerlo de inmediato y muy gustosamente.
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