"A don Chito se le helaba el sudor. Toda la historia, teóricamente, le olía a fábula. Pero la voz del joven, aquellos acentos, el ademán, eran la voz de la verdad. El mundo de las llamadas verdades, filosofó, no es más que un tejido de fábulas: de malos sueños. Por donde únicamente la humareda de los sueños y de las fábulas puede nombrarse verdad. Que es, sobre las pobres hojas, la caricia de la luz." (Carlo Emilio Gadda citado en el blog El lamento de Portnoy; subrayado mío.)
Hasta del entretenimiento de un espíritu marfuz y aburrido se arrancaría el oro del existir. Hasta el infierno tiene sus reglas, y si hubiera dos o más almas que dudan, correspondiendo al genio que les ilumina o que les confunde, estaríamos en los albores de una república de demonios. Preferible a ésta, sin duda. Salvo que estuviera a mi lado.
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