(Platónica del hábeas corpus) Si me diera por cometer un delito preferiría que me juzgara el magistrado más conservador que cualquiera de los ciudadanos prestos a aplicar la ley de Lynch y/o sus caprichos. Al menos al magistrado se le suponen dos dedos de frente. El posible reo podría suponérselos. No a sus congéneres de la ciudad, a los que conoce de sobra---
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