6 de enero de 2011

Los libros del desierto

Haidara está obsesionado con la palabra escrita. Los libros, me dijo, son parte de su alma, y los libros, está convencido, salvarán a Timbuctú. Las palabras forman los tendones y músculos que sostienen las sociedades, adujo. Es el caso del Corán, la Biblia o la Carta Internacional de Derechos Humanos, pero también de las cartas de padres a hijos, los testamentos, las bendiciones, las maldiciones. Miles y miles de palabras llenan los recodos y entresijos de la vida humana. «Y algunas de esas palabras -dijo, triunfante-solo se encuentran en Timbuctú.» (Peter Gwin, "Historias de Timbuctú", nº de enero de 2011 de National Geographic.)

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