21 de enero de 2011

¿La vida? Ah, sí, era esto...

Cualquier puerta cerrada nos desasosiega. Resistimos la tentación de golpear y picamos la espuela al caballo, huyendo del mismo diablo. Quizás no nos haya asustado más que la tibieza y el hollín de las chimeneas. Contra eso escribimos.

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