Pues bien, es importante para quienes han sufrido desgarradoras pérdidas, si es que han de entrar en un proceso de duelo y no verse sumidos para siempre en la melancolía, que el objeto perdido se inscriba simbólicamente en orden a contrastarlo emocionalmente. La posibilidad del perdón se encuentra de algún modo íntimamente unida a esta inscripción que posibilita el duelo. Si la devastadora melancolía no ha de tener la última palabra, hay que relacionar al muerto con su sepultura que, como lo afirma Hegel, lo rescata de las garras devastadoras de la mera naturaleza y lo promociona al nivel de la conciencia y de la cultura. El enterramiento de los muertos se considera significativamente un índice en el proceso de hominización.
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