Nada es lo que parece, excepto la cuchilla ajedrezada de un saber exacto.
(Marxista remanente)
Nos inventaron un dios para consolarnos en otro de nuestra infelicidad en este mundo. Ahora, para consolarnos de la crisis (económica, social, total), y una vez que hemos dejado de creer en el dios de ultramundo (por lo menos por estas latitudes), nos inventamos el deber de llegar a ser felices en el seno de esta infelicidad intramundana.
Pululan los profetas vendedores de libros de ensalmos y de pastillas ad hoc. Yo no las quiero sino tu risa indeprimible (y esas barbaridades que sueltas a deshoras). Valdría que nos dijeran.
Vaya esto (dioses, dineros, pirulas en un sentido legal) como registro de una conversación, y no como una opinión mía. Pero es cierto que yo no creo en ninguna tristeza del aquí y ahora. A quien piense así ya sabe que lo sigo.
Atentamente.
***
Juro que no había leído, pero que vaya en buena hora:
Aforismos I
Parece que el día (los años, la época) pide hablar, escribir, de estas difíciles materias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario