9 de enero de 2011

Isla en el continente

fue durmiendo, sin ruido, como Ulises llegó a Ítaca, si, a ítaca llegó durmiendo, ese Ulises que tiene por nombre Nadie y esa Ítaca que se parece sencillamente a esta pipa, aquí, a mi lado, o a algo igualmente insignificante, pero que de repente nos toca el corazón, pues por fin se hace visible lo que buscábamos desde siempre. Y esto se impone con tanta fuerza, con evidencia tan inmediata, que realizamos un salto en lo que no es todavía consciente, en lo idéntico más profundo, en la verdad y la explicación de las cosas, un salto irreversible; y, en el momento mismo en que surge sobre el objeto la última significación para quién lo contempla, se eleva por encima del mundo, todavía medio oculto, pero para nunca volver a abandonarlo, el rostro de lo que no tiene todavía nombre, el elemento del que estará hecho el fin de los tiempos.” Ernst Bloch, El espíritu de la utopía; cit. por Fernando Savater, "Después de la utopía: el mito (Respuesta a Ernst Bloch".)

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