9 de enero de 2011

Gnóstico, cátaro o yo qué sé...

Frente a la lengua aserrinada no hay otra que arrojarse como un cerdo, revolcarse, goçar. Con una mueca retorcida, eso sí...

Reconozco que me cuesta, que casi firmo ahora mismo el pelotón. Por Dios, qué sufrimiento...

Escucho a Fletcher Henderson (A todo jazz, Radio 3).

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