Me causa una enorme desazón, no sé por qué (bueno, sí sé por qué), la idea (científica) y su divulgación (periodística) de que hay dos cerebros distintos, el masculino y el femenino. Esta bajada a la caverna de los señores del saber (evangelio de la felicidad para todos) me sugiere la programación de un sistema para una humanidad funcional. [Sus inputs pueden ser las drogas preventivas (legales)] y su comportamiento (el deseable) podrá ser objeto de la más amplia reglamentación. Hombres y mujeres se relacionarán según las maneras de una partida de ajedrez y dominio. Prefiero la tragedia antigua, el vuelo de las almas por encima de la carne, y su rendición, cuando era preciso. A la felicidad administrada (de la psicosociobiología) antepongo la libertad.
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Normas para el parque humano: el platonismo que viene.
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