El párrafo de Bauman
"Algunas personas corrientes, por lo general respetuosas de la ley, sin pretensiones, poco rebeldes y aventureras, se enfrentaron a los que ostentaban el poder y, sin tener en cuenta las consecuencias, dieron prioridad a su propia conciencia, lo mismo que las pocas personas que actuaron por su cuenta y, desafiando al poder omnipotente y sin escrúpulos y arriesgándose a la pena capital, intentaron salvar a las víctimas del Holocausto. Buscaríamos en vano "determinantes" sociales, políticos o religiosos de su singularidad. Su conciencia moral, aletargada en ausencia de una ocasión para la militancia hasta que no se produjo, era auténticamente su propio atributo y su posesión, a diferencia de la inmoralidad que se produjo a nivel social.
Su capacidad para resistirse al mal fue un "durmiente" la mayor parte de su vida. Podía haber seguido dormido siempre y no lo habríamos sabido. Pero esta ignorancia sería una buena noticia." (Z. Bauman, Modernidad y Holocausto, Sequitur, 2010)
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