No aseverar hechos generales. Es decir: no abusar de las proposiciones universales y necesarias. Ni el mundo en general ni los actos de la humanidad se comprenden según fundamentos a priori. No me importa ahora el giro del verificar al falsar, el mayor rigor lógico del segundo a cambio de su inverosimilitud psicológica*. Me interesa solamente que la proposición se dirija a otro sitio, que salga del círculo de las acusaciones y las defensas, de la clausura de los tribunales al ágora, siquiera, puesto que en los días claros el sol ilumina el mundo y el lenguaje no está solo.
*Nadie en sus cabales va por ahí intentando comprobar que no tiene razón; y ya sé que esto que acabo de escribir es una caricatura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario