Sobre una idea de Javier Gomá, lanzada en CNN+:
Considera que la autoridad sobre el joven no se da de forma natural, sino a través del ejemplo y la persuasión que le proporciona el adulto (padre, docente), dada la antisocilización igualitaria y liberada del joven; y que, por tanto, al adulto corresponde aceptar los hechos (las "malas noticias") y tomar la iniciativa él, adaptándose (esto lo digo yo) a la desocialización de la juventud. A la vulgaridad universal, una vez extrapolada la conducta adolescente.
Lo malo, el error de Gomá, es que esa adaptación se ha producido ya, y no sirve, no basta, se le ve el plumero (por parte del mismo joven, su cliente natural); que la igualitaria liberación rebasa lo vulgar y arriba a lo delictivo y anómico. Entonces, si se quiere el fin (el civismo), ¿por qué tener miedo y no pedir autoridad? ¿Tanto miedo nos dan las palabras y tan centrales consideramos nuestros míseros años, como individuos y como época, en la historia de la humanidad?
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