23 de septiembre de 2009

Así están las cosas

En el resonar de los vocablos está la clave. En su familiaridad, naturalidad o emergencia espontánea. Que no sean losas y olvido.

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Le digo: que registre lo que inventa. "Brain raining". La tormenta ("brain storming") suavizada, al traducirla como "lluvia de ideas" se le devuelve al idioma imperial. A esos bárbaros.

El DRAE está ahí (da-sein) para darle patadas, para ser vulgares con él. Lo contrario es neoclasicismo y fosilización de las conciencias, tras la de los vocablos (metá ta logiká).

Zafios, canallas, residentes de arrabales inexistentes, especulando en sucio con lo que no somos en la vida civil: seres ejemplares, amantes de vajillas incólumes.

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Me tendría que hacer gracia tener tan pocas luces, reírme del talento impar que tengo para el verbo inoportuno. De esto último me río. Lo primero sigue sin gustarme.

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