Los sueldos altísimos de los ejecutivos españoles en la banca y las multinacionales se conciben como una muralla. Además de avaricia, representan la necesidad de separar con la frontera tajante del dinero el mundo del poder y la realidad de la población. Los ejecutivos, gracias a su sueldo, viven en otra esfera y por eso no les debe temblar la mano a la hora de explotar, estafar y despedir a la gente. El zapato del gigante no duda al pisar la fila de unas pobres hormigas que se afanan en acarrear un trozo de pan a su agujero. Un salario justo es el factor democrático principal en el reparto de la riqueza producida por una comunidad. Un salario injusto es la causa principal en la generación de desigualdades y desequilibrios. El salario digno favorece el tejido social. Los disparates salariales consagran la ruptura, se parecen mucho a las alambradas con cuchillas que marcan una división cortante. Esa es la política buscada, la consigna de esta pretendida recuperación económica. (L. García Montero, en Público)
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
6 de febrero de 2014
Doxas
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