Aunque resulte incómodo ver tu propia necedad y presunción en en lo que ha sido escribiendo estos años (joooer!, van para diez), algo puedes sacar de todo ello. Escribir te libra de pensar. Y puedes fabricarte un modesto, mediano archivo de citas (de libros y textos en general). El texto tiene que pertenecer a otro, si es bueno.
1 comentario:
Los hombres parcos en palabras, ya sean estas escritas o habladas, resultan altamente nocivos para la salud: pueden matarte de aburrimiento.
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