Después de escuchar, no más de
cuarenta minutos y con una parada de dos para descansar, una
conferencia sobre John Rawls en el coche, comprendo a mis pobres
alumnos. La desatención se me dispara, se me olvidan hasta las
normas de circulación, y no me extrañaría transformarme en un
alumno disruptor, yo solo en el coche, si la cosa se alarga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario