Preevaluatorio, presuntuoso. Los cursos me extenúan, únicamente se alienta en la escritura.
Las postrimerías del franquismo, a través de medidas sociales y educativas, permitieron que personas como yo (seres normales, de provincias) tuvieran la posibilidad de moverse socialmente, dando oportunidades bien reales, aunque limitadas, de promoción meritocrática. Asunto en el cual yo soy la parte menos activa, el menos merecedor, posiblemente, aunque esto es otra historia. Pues bien, la muy avanzada democracia del "mundo del siglo XXI", está dando al traste con estas posibilidades que nos indujeron a creer, y que acabamos creyéndonos. Y si todavía tenemos trabajo, no habiéndolo en principio más agradable y feliz que el de instruir a los jóvenes, nos lo están pervirtiendo a base de bien, a base de absurdas tareas burocráticas y reuniones más absurdas todavía. Cuando a mí lo que me hacía feliz, y me sigue haciendo, es el milagroso empeño, la inesperada situación de que, siendo yo hijo de padres ágrafos, infinitamente mejores personas que yo, haya conocido lo que dice Platón en su Fedro sobre la escritura, y me lo haya creído. Sociobiográficamente hablando, nada más.
1 comentario:
Y nada menos.
PS: Una vida efímera, pero llena de transformaciones con estadios activos y otros más pasivos, pero impregnada de color. (Como la de casi todos).
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