25 de mayo de 2012

Quedan abolidos los prejuicios racistas

O más bien queda prohibido hablar de ellos. La prueba del nivel político alcanzado es que si los nacionalistas se quejan, el gobierno frena y echa marcha atrás. Sin embargo, los racistas -y homófobos- quedarán contentos. Por lo visto hablar de prejuicios racistas constituye ideología, pero tenerlos y manifestarlos no. Aviados estamos. Aunque yo de estas cosas me entero por la prensa como el dirigente aquel del zafarrancho de Suresnes, y puede que la realidad no sea verdaderamente como yo digo, a instancias de la prensa.

Para echarse a temblar. El tiempo dirá, los historiadores de la educación también. La reforma educativa, tan "bienintencionada" ella, echó al niño por el desagüe al par que el agua. No rectificó lo malo, lo presuntamente malo. Arrambló con lo bueno. Pero si las intenciones y las prácticas socialdemócratas fueron penosas, y no representaron mucho más que una traslación bastante estólida de experimentos fracasados en otros lares (aunque de efectos demoledores), lo que vamos viendo del sin par Wert (el ministro non) puede llegar a lo inenarrable y aun inefable (lo más in). Por no mentar el sabio principio de cierta consejera de Educación, que ante la polémica creada por Educación para la ciudadanía (¿quién la indujo sino ellos, aparte de la evidente manipulación socialdemócrata a radice?) pretende que la mejor salida es la pura supresión de la materia. Esto debe ser como una profecía de autorrealización, supongo: esta materia es polémica y nosotros vamos a hacer todo lo posible porque lo sea, a mayor gloria de Frascuelo y de María (como dijo un señor que estaba muy por encima de la maldad y necedad nacional). En fin. Además, el asunto aderezado con el supuesto (¿quién se lo cuestiona?) de que los profesores, a la par que asienten a la censura, transmiten automática y ovejunamente cada una de las directrices del poder de turno. Sin haber derogado la libertad de cátedra. Esto, para la siguiente... Cualquier viernes de nuevos dolores.

Que el Señor nos asista en estos años de plomiza tontería.

La libertad no pasó por aquí. Debe asustarse de tantos iluminados.

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