3 de agosto de 2011

Encantador, sublime

"Creo que es importante que se tome conciencia de que enseñar es una de las actividades humanas más complejas. Que la sociedad, a través de las medidas de su Administración, dé un mensaje claro de que quiere a los mejores, me parece bien. Ya es hora de que cuando se reúne una familia alguien diga: 'Juanito ha conseguido ser profesor', con el mismo orgullo que ahora dice 'ha conseguido ser médico o ha conseguido ser juez", señala la profesora de Psicología de la Educación de la Autónoma de Madrid Elena Martín

Si la familia de Juanito, y la persona misma de Juanito allí ubicada, se ufanan con idéntico orgullo (nada más que médico, nada más que juez) del logro del chaval, 1500 ers. al mes y con la que está cayendo, la familia de Juanito es tonta, y lo más seguro es que Juanito también.

El Señor nos asista.

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La familia, y Juanito mismo, deberían, eso sí, sentir un orgullo más que legítimo, no por compararse con nadie, sino por haber sacado una plaza a un trabajo ninguneado hasta el desprecio por ciudadanos estultos, en buena cantidad, y por expertos autodesignados. De los políticos no hablo.

¿Quién demonios les ha hecho arrogarse a estos "expertos" el derecho a cualificar, sin duda presunta para el reo, el trabajo de los maestros y profesores? Hay especuladores del ladrillo, del banco y de la academia. Todos ellos despreciables.

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No se debe perder el tiempo, irritarse, picarse por estas minucias...

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