Nunca viene mal recordar cómo de la nada escrita (en el principio fue el trazo) y exangüe--- de qué manera de la inscripción, del
design, viene una mano viva que olvida que lo es al instante.
Del signo toma aliento, pero no se ve capaz de darle continuidad a su incomprensible milagro (vivir, alentar) y vuelve a las andadas, a derruir realidades, suplantadas por palabras.
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