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10 de marzo de 2011
Perro de Pavlov que sé que lo soy de mí mismo (o de la autoconciencia)
Cuando no entiendo ni lo más mínimo de lo que dicen o escriben los demás, sé que estoy a punto de caer al suelo, desde la distancia no muy alta a la que me había proyectado mi sueño, sé que el golpe va a ser fuerte y que voy a rebotar. Conozco, por experiencias anteriores, que a continuación voy a escribir algo, de manera análoga al cínico animal que saliva cuando suena el timbre o le ocultan el sol (un investigador o un emperador que va hacia Oriente). Pero no sé si esto vale como ejemplo de lo que quiero decir o ya lo estoy diciendo, a causa de que aún cayendo los humanos sabemos que caemos y vamos proyectando hacia el futuro, siquiera sea acerca de esa misma circunstancia de que rebotamos y nos lanzamos de nuevo hacia arriba según el deseo que emerge de nuevo. Y yo te encontré en el río y quien no te conozca, pues que puje- dice la gente.
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