Multiplicando los errores abres una senda intransitable. Estás obligado a desdibujar su dureza mediante la claridad -arrasadora- de unas frases mucho más que humildes. Para que las proposiciones se tornen cada vez más cristalinas* te ves obligado a seguir abriendo caminos, labrando equivocaciones a ver si alguien te sigue.
*Existe un Spinoza tutelar en cada hogar de pobres, también aquí, en este fuego apagado.
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Hay tres palabras que me he prohibido (y sus referentes): motiv***, trist***, y otra que me callo por amor.
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