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23 de marzo de 2011
Cartesian@ (El engaño de unos ojos)
No es la primera que me pasa. Yo creo que con este cuadro me ha pasado lo mismo alguna vez ya antes. No hay ningún libro que la mujer tenga en sus manos. La reproducción que yo vi era muy pobre, poco definida. Se ve que la mujer sujeta algo que parece una carta. No un libro. Sobra Platón. Tampoco hay que suponer un filósofo ni antes ni después. Sin embargo, no hay desaciertos de los que por contraste, milagro o magia no se obtenga alguna verdad. En la historia los errores se constituyeron en fuente de principios, a veces trascendentes (un dios), en ocasiones inmanentes (un yo). En el texto que se adjunta a la reproducción de Hotel room (1931) que tengo en mi Hopper (Bibl. El mundo) se anota un comentario de M. Strand, refiriéndose al valor simbólico de la habitación: la resignación de una mujer. Que lee, podemos añadir nosotros. La letra, los libros, Platón, falta de espíritu. El acto de la mujer equivale al texto cerrado del otro cuadro: una duda, un hastío, un final. ¿Después qué?---
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