No soy lo bastante hombre como para soportar las imágenes de El crimen de Cuenca. (Esta noche, en La 2 de rtve)
¿Vds. sí?
El cuerpo de los supliciados, en la España de 1913, pertenece al rey o al cacique o al juez. En fin, todos aquellos para los que la justicia (en un sentido moderno) resulta demasiado lenta a los efectos de su espectacularidad (virtud social del castigo). La verdad del caso es producida por los mismos encausados, a fin de salir de una tortura inhumana (todas lo son, algunas más). Se da simultáneamente la pertenencia premoderna del cuerpo al rey y sus subsidiados, por un lado, y la pretensión de la verdad jurídica, por otro. Yo no sé si Pilar Miró (la película es de 1979) pretendió señalar este cruce o solapamiento de épocas culturales en el inicio de siglo (XX) en España. O si nada más quiso referir la brutalidad político-social.
Para pensar más adecuadamente acerca de este asunto (foucaultiano) debería ser lo bastante hombre (duro) como para soportar las imágenes, y no...
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Cuando se prefiere (el encausado) la condena penal a la defensa de la verdad (la inocencia) es que las leyes se han roto. Las leyes se fundamentan en el respeto de los cuerpos, según una verdad que no depende del mismo proceso que la determina. Una politica totalitaria (o necia) se basa en el olvido de este matiz. Muy actual.
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