4 de febrero de 2011

Las apariencias no engañan al poder eclesiástico

Descartes, fábrica de ateos, Sociedad Ilimitada.

Los argumentos demostrativos de la existencia divina (Ens Perfectissimum) son tan endebles, se les ve tanto las grietas abogaciles, que un clérigo inteligente (¿cuál no lo era en aquel tiempo?) tenía que pensar forzosamente que estaban diseñados para defender el ateísmo. ¿Cómo, si no, puede imaginarse que un espíritu hipercrítico como es usualmente el del feísimo francés baraje tan toscas y escolásticas presuposiciones como el de la correspondencia entre causa y efecto, 1er argumento, o el principio de razón suficiente, 2do argumento?

2 comentarios:

JOSÉ ANTONIO dijo...

Sobraría todoa la filosofía y hasta toda la Teología si concluyeramos en ESTE AXIOMA :DIOS O EXISTE O NO EXISTE.

JOSE ANTONIO dijo...

VA A SER QUE NO...