Estamos los cuatro en la mesa, dos a cada lado. Lo normal, si no fuera porque los puntos de vista se separan según el lado de la mesa. Habitualmente hablo por los codos (efecto de la práctica y del abuso de café). Ayer no. Ayer escuchaba. No lo comprendía todo, y ahora lo dicho se me aparece envuelto en un cierto mar de niebla. Pero entre la ficción de un sí que conoce, y al conocer domina, clarifica, acepta, etc. y la impureza de quien no y vive en función de los otros... yo tengo mi preferencia. Y tengo seguro (si esto se pudiera) quien, entre los cuatro de la mesa, ha planteado mejor la cuestión existencial.
Aunque lamento haber tenido que dejar la conversación, pues me quedó una duda sobre algo que se dijo acerca de los paraísos artificiales. ¿Si los ojos miran, los oídos no atienden? Cuestión de voluntad.
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