Es legítimo tener miedo sobre lo que es legítimo tener miedo. Sobre lo demás, no. Y ni aun sobre lo que es razonable temer hay que pensar demasiado. Ça va de soi que para nada tengo miedo por mí. Sería ridículo. Huye, fantasma.
Soportamos las heridas, hasta qué punto... eso no lo queremos saber, las aguantamos sin excesivo reproche. No perdemos nada. Tú estás hundido y quien no te quiere ver así no te ve así (te ve como siempre o como nunca) y por eso mismo te alza.
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