Me gustaría crear un personaje, trasunto de mí mismo, y exponerlo sin tapujos en un diario íntimo. Así mi escritura sería libre, y no pensaría en otra cosa que en lo que me sucede y lo que pasa por mi cabeza; y no tendría necesidad de fingir, porque estaría protegido de la mirada severa o simplemente curiosa de los lectores. Ese diario sería auténtico de veras, y nadie lo ha escrito aún, sencillamente porque es imposible. Quien más alardea de escribir sinceramente es el que más finge: su vanidad en ese alarde le delata. Quizás lo más próximo que hay a ese diario que digo es el cuaderno oculto que llevan algunos, o más bien que llevaban en el pasado, donde se hacían anotaciones prohibidas a los demás, guardadas bajo llave en un cajón. Pero hasta en ese caso existía la ilusión secreta, inconfesable, de que un día alguien leería esas páginas, retiraría una rosa marchita y se conmovería ante la grandeza de alma del dueño del diario. (José Miguel Ridao)
... y no sé si darles la razón o no, aunque esto tampoco les ha de importar.
Pero yo sé que el pessoano también es un fingidor, aunque lo diga. Quien declara lo ficticio de sus menesteres, ¿sale de lo ficticio?
1 comentario:
También, también, no le quepa duda. Y Pessoa el maestro de los fingidores, que para eso lo dijo bien alto.
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